El simple placer de mirar

03 noviembre 2006


Morir de Horror
Carta a mi amigo José Carlos, casi filósofo.

Estimado José Carlos:

En nuestras charlas de café con filosofía hablábamos, para empezar, de La Belleza, La Verdad, El Bien y, al final, sólo al final, del Amor, ¿recuerdas?
Hoy fui a ver Morir de Amor al Teatro La Plaza y me acordé de ti. Me divertí tanto que quiero decirte: no vayas a verla.
No vayas porque tú siempre me reclamaste “una mirada cuestionadora y una actitud inteligente” y el amor, estimado José Carlos, el amor no es inteligente y no cuestiona nada. Y esta obra... tampoco.
Morir de Amor se trata de eso que dicen el título y Miguel Bosé: de todos los clichés divertidos que el amor genera, alimenta y multiplica. Marisol Palacios y Alfonso Santistevan, los autores con corazón de poetas, juntan tres parejas en un tour de force actoral que hace brillar a los seis intérpretes pese a la poca lógica de la trama o los inexplicables cambios de los personajes. Sin Torres, Brugé, Galliani o Condos, que realmente se lucen, en especial el primero, la escritura se evidenciaría cursi e incoherente, ¿pero acaso no es así el amor, José Carlos, tonto y huachafo? ¿O no recuerdas que estar enamorado es ver el mar con árboles y rosas?
Así que te repito: si no quieres morirte de risa no vengas, porque te vas a morir de horror. Pues la visión del amor de los autores no sólo es ilógica sino, además, kitsch. Mira, los personajes en cualquier momento se ponen a cantar temas de Radio A, con lo que todos soltamos la carcajada pero tú, tan serio, soltarás bilis (y más si te cuento que el recurso es copiado de una película francesa, “On connait la chanson?”)
Ven si quieres reir sin pensar y si sabes que por amor, en tu alma, una lágrima hay. Pero si no, ni te asomes. Porque el machismo de la obra te mataría. Las mujeres acá hacen lo que sea por conservar al marido, aunque él sea infeliz y se tiente fácil con otra. (Quiero una mujer como Marisol Palacios me dijo el gracioso de Eduardo). “Aunque tu marido sufra a tu lado, no dejes que se vaya” es la premisa, “entrega todo!” Y la solterona es fácil, fracasada y monga, y las mujeres deciden, obvio, en la cocina. ¿Tal vez el título significa que si eres mujer y quieres amor, primero tienes que morir del alma, como planteaba Spinoza? No quiero pensarlo, me reí y punto. Me pareció sonsa pero a pesar de todo, a pesar de todo, la sigo queriendo. Ven y no pretendas filosofar, sólo divertirte. Considera que en estos teatros las cosas no se hacen para el cerebro sino para el corazón, y para los autores con alma de PYME el corazón queda en la taquilla y “plata” es la abreviatura de “platea”.
Saludos mortales, como los de Kierkegaard.

Mariano